El de en medio de los Daft Punk ha descubierto que se pueden usar instrumentos analógicos para grabar música de baile. Eso, que podría sonar cínico por mi parte, ha sido la sorpresa del mes. Aunque más de 40 años de grabaciones lo insinuaban.

He podido escuchar el disco con relativa calma y, sobretodo, escuchar los tracks de los colaboradores explicando sus impresiones. Casi más interesante que algunas partes del disco, por qué no decirlo. Especialmente los speechs de Chilly Gonzales y Nile Rodgers.

Descubrir que los dedos son de Nathan East (Herbie Hancock, Michael Jackson, Stevie Wonder…) me ha hecho prestar especial atención. La conclusión: producción exquisita habitual en Daft Punk, con invitados de lujo, una base sólida y esa cosa de los de los detalles que cuidan tanto desde hace casi 20 años.

Si, te haces mayor. Homework es de 1997. Estamos a la misma distancia hoy de Homework de lo que estábamos en 1997 Eye of the Tiger. En el 97 ya sonaba como muy antiguo, reconócelo. Será que la distancia entre momentos varía en función del momento en el que midamos esa distancia y la referencia que tomemos para medirla.

Sabiendo que no han inventado nada porque al final han cogido su pedo y le han añadido una capa en la base con la forma de hacer música de los 70’s, me parece relevante porque es un ejemplo de reinicio. De dar un paso atrás para dar otro hacia adelante. De coger carrerilla para saltar más lejos. De reinventarse.

Y he pensado en eso últimamente.

En cualquier caso, encontrar ese algo en un disco tan main stream siempre sorprende. Seguramente todos los discos (o todos los proyectos, o todas las decisiones) tiendan a ser relevantes, a su manera. Al final uno tiene la sensación de que se trata de algo tan subjetivo como la cantidad de motos como la que queremos que se ven de repente en la calle cuando hemos tomado la decisión de cambiar la nuestra.